El verano pasado fui a los Pirineos y una de las excursiones que más me gustó fue la del mini tren de Artouste, una pequeña localidad francesa situada al pie de un lago. Subes a la montaña en un teleférico y allí arriba te espera un colorido y ruidoso tren en miniatura, el más alto de Europa, que circula a 2.000 mts de altitud. Pasas un túnel, te caen gostas de agua, y se hace la luz. Es impresionante observar la inmensidad de las montañas y la profundidad de los valles, y piensas, al igual que cuando subes a un avión, Dios mio, que no se vaya a caer esto. Al finalizar el recorrido de ida, hay una presa a la que se llega por un camino largo y pedregoso (lo que se dice un camino de cabras). Merece la pena subir y contemplar la naturaleza en estado puro.
